Esta fídula con forma de pera (periforme o piriforme) es más parecido a las gigas medievales. Tiene una sonoridad potente.
Este instrumento está construido de una única pieza de madera vaciada que da forma al fondo, el mango y clavijero. Sobre ella se coloca una tapa abombada de madera de pino. Las clavijas están colocadas al lateral del clavijero en forma de hoz algo que se encuentra en los instrumentos medievales como el rabel sobre el siglo XIV.
Una particularidad de este instrumento es que el alma se apoya sobre la pata del puente. Los oídos con forma de D dejan pasar el alma del instrumento que reposa sobre la pata del puente y transmite las vibraciones directamente al fondo del instrumento.
Extracto de "ICONOGRAFÍA MUSICAL DEL GÓTICO EN NAVARRA de Enrique Galdeano Aguirre" (p. 218 a 221)
(...) En paralelo realiza su aparición también en el siglo XII en Europa un modelo de instrumento similar, que diversos autores han denominado giga, de formato piriforme, normalmente con tres cuerdas, pero sin una diferenciación clara entre cuerpo y mango. La totalidad de las estas gigas presentan un contorno piriforme, dos oídos en la tapa armónica en forma de D (casi semicircular), un diapasón corto al nivel de la tapa armónica y un clavijero frontal, de contorno triangular, pentagonal, ovalado o circular. M.R Álvarez ve un posible origen de este instrumento en la lyra bizantina, que comenzaría a tocarse con arco a la par que la vihuela. Este instrumento se fusiona con la fídula hasta el punto de ser muy difícil su diferenciación en ciertos casos, dado que se puede hablar de fídulas-giga.
Encontraríamos como peculiaridad de la giga el modo de accionar sus cuerdas en el mango, que no se pulsarían con las yemas de los dedos sobre el diapasón, si no que la yema del dedo apoyaría libre sobre éste y sería la uña la que presionaría lateralmente la cuerda para acortar la longitud de la cuerda vibrante. Esta técnica se emplea incluso hoy en día en la lyra cretense, la gadulka búlgara o el kemence clásico de Turquía. Lo que parece una pequeña variación en el modo de tocar supone que el instrumento posee unas características organológicas distintas, como un puente elevado a pesar del reducido número de cuerdas o un diapasón que no se eleva sobre el nivel de la tapa armónica, pues no es preciso que las cuerdas discurran muy cercanas a éste. Como resumen cabe decir que la totalidad de las muestras iconográficas conocidas de gigas corresponden al siglo XII.
Sin embargo, a lo largo del siglo XII aparecen también numerosas imágenes de fídulas similares a las gigas, pero con una clara diferenciación entre caja de resonancia y mástil, que ya es de longitud media. Cabe la explicación de una influencia de la giga sobre las primeras vihuelas de arco, que adaptarían su clavijero a los triangulares, pentagonales, ovales o circulares de las gigas, así como la adopción de los dos oídos en forma de D a los lados del puente. Aquí surge otra singularidad que afecta a la organología del instrumento, ya que el puente de las lyras bizantinas descansaba parcialmente sobre una pequeña pieza cilíndrica de madera que se apoyaba en el fondo de la caja de resonancia y emerge de la tapa a través de uno de los orificios en D. Esta pieza de madera se emplea actualmente en la familia de las violas llamándose alma y se entiende que favorece la sonoridad del instrumento a la par que evita el hundimiento de la tapa armónica por la presión de las cuerdas. Podría entenderse entonces que el alma se introduce en las vihuelas de arco o fídulas por influencia de la giga, y que es a partir de éste momento cuando las primeras adoptan los orificios en forma de D de notable tamaño, para introducir y ajustar este nuevo accesorio.
Portada de Santa María de Sangüesa c.1165